Cuenta el abuelo que
de niño él jugó
entre árboles y risas y alcatraces de color. Recuerda un río transparente sin olor donde abundaban peces no sufrían ni un dolor. Cuenta el abuelo de un cielo muy azul, en donde voló papalotes que él mismo construyó. El tiempo pasó y nuestro viejo ya murió. Y hoy me pregunté después de tanta destrucción, ¿dónde diablos jugarán los pobres niños? ¡Ay ay ay! ¿en dónde jugarán? Se está pudriendo el mundo. Ya no hay lugar. La tierra está a punto de partirse en dos. El cielo ya se ha roto, ya se ha roto en llanto gris. La mar vomita ríos de aceite sin cesar. Y hoy me pregunté después de tanta destrucción, ¿dónde diablos jugarán los pobres nenes? Ay ay ay. ¿En dónde jugarán? Se está partiendo el mundo Ya no hay lugar. ¡Ay! ¡No! ©Barbara Kuczun Nelson |